PROHIBICIONES.
Año nuevo y nuevas prohibiciones. Diversos distritos de Lima y demás ciudades del país prohíben las piras y quemas de muñecos que se hacen en año nuevo.
Se aducen miles de razones, desde prevenir accidentes, hasta proteger la salud y, por supuesto, evitar la contaminación ambiental.
Y aún con todas las prohibiciones, en año nuevo se prendieron miles de piras y muñecos. Entonces, ¿funcionan las prohibiciones?
Todas las razones aducidas para implantar una prohibición pueden ser validas, aunque en realidad muchas son discutibles, pero se supone que vivimos en democracia y prohibir se convierte en una medida fascista.
En vez de realizar campañas de información, educar a los niños en los colegios e instruir a toda la población, la medida más fácil y, por ende, la más fascista y totalitaria será siempre la prohibición.
Cada prohibición demuestra cuán inepto es un gobierno para administrar la cosa pública. Peor aún, toda prohibición es contraria a los más elementales valores políticos de la democracia, donde hacer proselitismo y convencer deberían ser las armas usadas por las autoridades, para generar conciencia cívica entre habitantes de cualquier país.
Lamentablemente, seguimos con un tercermundismo mental, en el que las autoridades actúan de forma paternalista e imponen, por vía coercitiva, todo aquello que juzgan propio de un país civilizado.
La civilización no se mide por la cantidad de respuestas a cuantas prohibiciones existan, sino por las demostraciones de instrucción y educación que evidencien las poblaciones.
Pero para que esto sea entendido por nuestras autoridades, parece que se necesitara que las y los electores aprendamos a exigir mejores postulantes a servidores públicos y a elegir a las y los mejores de entre ellos.
Se dirá fácil, pero creo que un buen punto de partida, será el no darle ninguna posibilidad, a quienes ofrezcan solucionar los problemas del estado, prohibiendo.
Ho Amat y León.